Lunes, 29 de Enero de 2024
HOURIA un saludo y feliz madrugada en vuestro país.
Quiero añadir algo sobre Marruecos en el viaje que con mi esposa María Aurora hicimos del 8 al 16 de octubre con motivo de las reuniones conjuntas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
En el recorrido por las Montañas del Atlas en la zona Ourika vi algunos campamentos de familias cuyas casas fueron destruidas en el terremoto de septiembre. Sin espacio para ingresar, observé que están organizadas en carpas verdes donde recibían asistencia mientras pasa el tiempo para que puedan reconstruir sus viviendas o ser relocalizadas en otros sitios. En la propia ciudad de Marrakech solo vi un lugar cercano a la calle Kasbah que pudo sufrir por el terremoto. Y me contaron que en esa zona hubo 22 personas fallecidas.
Nuestros países deben trabajar siempre la prevención y contar con entidades muy ágiles en la atención de desastres para mitigar los efectos de una destrucción.
Me encantó en la subida a la montaña Atlas ver viajeros de diversas nacionalidades, todos ponderando la belleza del entorno marroquí y las sorpresas que se llevan cuando van al desierto o a otros sitios.
Mención aparte merece el entrar a las callejuelas o la medina en Marrakech o en el barrio árabe de Esauira. NO deja de sorprender esa dinámica comercial y residencial. Por fuera uno piensa que no se vean bonitas las fachadas, pero al ingresar a las edificaciones puede apreciar la belleza interior, las ventanas y el ornato árabe.
Como llegamos de madrugada a Marrakech sentimos algo de temor al internarnos por las callejuelas porque uno sabe que en un lugar así puede ocurrir un problema de inseguridad. Nada de eso nos pasó y lo valoramos porque entendimos que todos aquellos sitios están ocupados por personas nobles y trabajadoras que ofrecen servicio de turismo, comercio y las más variadas actividades de pequeños empresarios.
Siento admiración por el abastecimiento observado en las diversas calles de Marrakech y los precios que no se desbordan. El visitante puede encontrar en una tienda o en un local de comidas unos productos a precio muy razonable. Y si uno va a las tiendas de especias y otros artículos, aplica la costumbre muy paisa de Medellín de pedir rebaja porque tener un descuento a la hora de comprar estimula mucho y hace que el bolsillo no se vaya a vaciar muy pronto.
Curiosamente después de haber estado una semana en Marruecos, encuentro en Internet casi a diario información sobre los maravillosos sitios que tiene el reino alauita para recorrerlos. Que el Dios del cielo nos preste la vida para volver a vuestro país en un tiempo no lejano. Será cuestión de proponérselo como un plan a realizar.